En el anterior artículo: 4 Superclaves sobre la confianza en los negocios – Capítulo accionistas hablamos sobre la confianza entre los accionistas, hoy involucraremos a los colaboradores. Empecemos, pues:

Diferentes tipos de confianza

La confianza que pueden tener los accionistas de una empresa hacia sus colaboradores tiene diferentes aristas:

• Confianza en el manejo de la información
• Confianza en el manejo de los activos de la empresa
• Confianza en la ejecución de las labores asignadas
• Confianza de que el colaborador tendrá una conducta correcta y profesional al momento de desvincularse del cargo. 

¿Qué es información?

Comencemos hablando sobre el literal “a” y para ello definamos información como la “adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada” (RAE). La información en una empresa es “todo” lo que se maneja dentro de ella y debe ser utilizada con la debida discreción. Cuando ejerzo de tutora o cuando dicto algún tipo de adiestramiento a las generaciones más jóvenes, uno de los puntos que me gusta dejar claro es el esmero con que debemos manejar los documentos que pasan por nuestras manos siendo contadores de una empresa. La información que para nosotros es común y corriente, dada la actividad que ejercemos (sueldos, costos, gastos, impuestos…), son cifras que otros quisieran conocer y las cuales deben ser objeto de nuestra mayor discreción. Que decir tiene que los otros departamentos se rigen por parámetros igualmente delicados, tal es el caso de las áreas de investigación y desarrollo, producción, ventas y distribución, por nombrar las más significativas.

Las paredes tienen oídos y las personas también

Como un ejemplo vale más que mil palabras, me permito comentarles una de las situaciones más comunes que he observado y que yo denomino “la conversación equivocada en el lugar y momento erróneo”. Hace unos años, salía de una reunión con un cliente en un renombrado edificio de oficinas en el este de Caracas y tome el ascensor. En el mismo iban tres señores, con el carnet de su empresa colgado al cuello, conversando temas empresariales que yo consideraría más que delicados. Los “ejecutivos” no solo siguieron su charla cuando yo entré al ascensor sino que la continuaron hasta llegar a la planta baja del edificio, es decir, todas las personas que entraron o salieron en los pisos intermedios, se enteraron, al menos parcialmente, del problema. No contentos con ello, no omitieron detalles ni nombres de los involucrados y accionistas de la empresa. No sé si esta indiscreción tuvo repercusiones para la compañía, pero lo que resulta chocante, por decirlo de manera suave, es la actitud de estas personas, carentes de prudencia y discreción. Me pregunto si son capaces de comentar de esa forma estando cerca de las instalaciones ¿qué dirán cuando están en su círculo de confianza y alejados de ellas?..

Uso de los contratos

La confianza, en los procesos más delicados, debe estar resguardada por contratos que garanticen su cumplimiento de manera cabal. Este método minimiza las fugas de información y penaliza a los infractores de la misma, aunque lo que realmente protege a la empresa es contar con colaboradores que cuenten con el “gen” de la sensatez y oportunidad.

Los activos de la empresa

Cuando hablamos de activos de la empresa, consideramos desde el efectivo que hay en la caja chica hasta el último plano del proyecto más reciente, así pues, el adecuado manejo de los activos involucra aspectos tan diversos como:

• El correcto uso del material de producción y oficina: es muy cómodo trabajar en una empresa que cuente con todos los insumos necesarios pero, no por ello, los mismos se deben desperdiciar y mucho menos “distraer”.
• El correcto mantenimiento de los equipos e instalaciones que utilizamos a diario: el tratar con esmero los equipos que ponen a nuestro cargo, además de ayudarnos a desempeñar nuestras laboras de manera más fácil, es una muestra de empatía con la empresa y una característica altamente valorada por los accionistas de las mismas. De hecho, se ha convertido en un punto de la evaluación formal de muchas compañías.

Las labores asignadas y la aptitud

Confianza en las labores asignadas: muchos de Ustedes se preguntarán porque relegué este punto al tercer lugar y no lo coloqué en el primer puesto; la respuesta es sencilla, la confianza en el manejo de la información y en los activos de la empresa son aspectos que tienen que ver con la actitud, la confianza en las labores asignadas, aunque tiene mucho de actitud tiene una gran parte de aptitud. Esta última se puede desarrollar con entrenamiento y experiencia, la actitud, para las empresas, es mucho más difícil de manejar.

La confianza en las labores asignadas puede resumirse en las siguientes características básicas: oportuno (trabajo entregado en el tiempo establecido), confiable (trabajo bien hecho) y consistente (desenvolvimiento uniforme de un colaborador o equipo). A este “kit básico” se le pueden adicionar otros adjetivos para convertirlo en sobresaliente, para ello la organización debe potenciar en cada colaborador sus características más resaltantes y velar porque las deficiencias sean cada vez menores.

Desvinculación del cargo

Para terminar comentaremos la confianza en el momento de la desvinculación del cargo. Este momento es decisivo en toda relación empresa-colaborador y puede “sacar” de las entidades (naturales o jurídicas) lo mejor o peor de cada una. Es por ello, que debemos manejar estas situaciones de la manera más correcta y amigable Correcta, al mostrar ambas partes la mejor disposición y cancelar todos los puntos pendientes de manera adecuada. Amigable, al convertir la transición en un momento lo menos traumático posible y dejar las puertas abiertas a una futura colaboración.

Estoy segura, amig@ lector, que a Usted se le han ocurrido varios puntos adicionales a los aquí comentados. Nuestra experiencia nos habrá dejado ejemplos de lo más diversos y, en algún momento, habrá coincidido conmigo en mis apreciaciones. ¡Nos hablamos en el próximo artículo!.

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